lunes, 27 de junio de 2011

Grandes inventos…moteros

Kit para el espectador motero 

Aficion-1En la Bañeza no hay aficionados, los espectadores son profesionales; como debe ser, lo acreditan más de medio siglo de tradición motociclista a sus espaldas.

El duro deporte del motocross se desarrolla en un terreno árido y seco; apenas cuatro arboles y un sol de justicia. Condiciones adversas donde solo los individuos más aptos sobreviven a las largas jornadas.

En la reciente prueba del Mundial encontramos ejemplos prácticos, hábilmente camuflados entre la masa dominguera que acude a estos eventos.

Aquí vemos a uno que sabe detrás de lo que anda: Atalaya monoplaza que garantiza excelente visibilidad, la base una ligera escalera de aluminio. Sombrilla XL “Mahou 5 estrellas”, refrigerada por aire (observa la ingeniosa instalación del ventilador). Megafonía propia (por supuesto de coña, tipo:”que vienen las amotos, que vienen las amotos”).

Aficion-8

Dado lo inestable del terreno el artilugio se equilibra por peso; a un lado la bolsa de la comida; al otro, se contrapesa con latas de cerveza. La experiencia es indispensable para consumirlos proporcionalmente, sin producir desequilibrios indeseados. Lo último: acoplar  al invento una batería de coche. Situada en la base aploma la instalación, garantiza el suministro para el ventilador, la sirena o megáfono, y sobre todo, fuente de energía interminable para enchufar la bolsa nevera.

Da igual que la jornada comience a las 8 de la mañana y acabe a las 6 de la tarde. A la sombra, sentado, refrigerado, sobrado de energía (una batería de 45 Amperios dura mogollón); observas como los neófitos sufren a lo largo que avanza la jornada. Van a pagar cara su falta de experiencia y escaso equipamiento, aplanados por el calor; brazos y cuello achicharrado por un sol implacable, la boca reseca de tragar polvo... hay quien va al motocross como si fuera un día de campo. Salen del circuito con más tierra encima que Terence Hill en “Le llamaban Trinidad”.

Estamos en el descanso entre dos mangas. Le das un lingotazo a la birra recién abierta, hay que beberla de seguido, se calienta. Unas gotas escurren por la lata y caen –con gran alivio- sobre los sufridores que, a tus pies, aprovechan la sombra que te sobra. El frescor los espabila. Para rematarlo, sacas un bocadillo de chorizo envuelto en albal. Aprietas el pan, la grasilla que suelta con el calor lo vuelve más jugoso. A medida que su aroma desciende suben suspiros y alabanzas (… y será casero…el muy jodío ya lleva 4 cervezas…). El speaker anuncia 3 minutos para el comienzo de la siguiente prueba, subes el volumen de tu megáfono a tope y le das al play: “Que vienen las amotos, que vienen las amotos”.

Al pie del invento, otro avezado profesional.

Aficion-5

Una de la tarde del domingo, a pleno sol y escasos minutos del comienzo de las pruebas finales.

Cómodamente sentado en la silla de campo, ajeno al entorno, en un estado de máxima concentración y abstracción que solo dan los años de experiencia.

No sé si visualiza la próxima carrera, como hacen los grandes campeones, o se repone de su participación en alguna “manga” nocturna de las muchas que se corren en la Bañeza cuando “vienen las amotos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario