Carcassonne (Francia)

La Cité

Carcassonne desde el Pont Vieux

El primer trayecto del viaje a la Provenza será León-Carcassonne. Buena kilometrada  -unos 820 km.- para iniciar las vacaciones. Elegimos este destino para la primera noche por el indudable encanto de la ciudad medieval y su pequeño tamaño. Otros destinos –p. ej. Toulouse- resultaban menos atractivos por el agobio de llegar y moverse por una gran ciudad después de un largo viaje.

Buen madrugón, salimos a las 4 de la mañana, y viaje con mucho tráfico por las autopistas francesas -sábado y primer fin de semana de agosto-. A las 3 de la tarde llegamos a Carcassonne.

Nos instalamos en el hotel Campanile, a las afueras de la ciudad. Hotel moderno y cómodo para una noche en trayecto de viaje. Hacemos la reserva con apenas 3 días de antelación y no hay mucho donde escoger.

En los alrededores ningún atractivo. Está situado en un polígono comercial lleno de supermercados y tiendas de todo tipo. La ciudad  –vieja o nueva- a un par de kilómetros, cruzando una zona residencial, así que lo mejor es acercarse en coche, el paseo no tiene ningún interés.

A media tarde nos vamos hacia la Cité. A esa hora no había problemas para aparcar y el coche queda cerca de una calle próxima a la entrada de la ciudad medieval. En los alrededores de la misma hay grandes aparcamientos, creo que a 5 € tarifa única.

Entrada al Castillo Condal

La ciudad de Carcassonne está formada por dos localidades separadas por el puente Viejo sobre el rio Aude. La nueva en la parte baja,  la Ciudadela fortificada dominando el entorno sobre un promontorio. Los lugares de interés se concentran en la ciudad vieja, la nueva tiene escaso atractivo para los viajeros.

Carcassonne tiene el encanto de transportar al visitante a la época medieval, recorriendo sus calles, plazas y fortificaciones. No hay que olvidarse de contemplarla en la distancia, donde mejor se aprecia su impresionante muralla.

Actualmente considerada la ciudad medieval mejor conservada –declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- conoció épocas peores. La Cité llegó a estar tan deteriorada que en 1849 el estado contempló la posibilidad de demolerla. Mérimée, que además de escritor era inspector general de monumentos históricos, intervino decisivamente para conservarla.

En algunas torres se aprecia como la pizarra va siendo reemplazada por teja

El gran arquitecto Viollet-le –Duc recibió el encargo de restaurar Carcassonne. Trabajo discutido, pues a Viollet se le acusa de falta de rigor histórico al buscar la recuperación idealizada de los edificios, añadiendo elementos que antes no habían existido. En la región el remate de las torres es en terraza y Viollet añadió las  inconfundibles cúpulas  de pizarra –material impropio de la zona, donde se utiliza la teja-  No obstante creó escuela y tuvo gran influencia; incluso en España donde partes considerables de la Catedral de León fueron restauradas por Madrazo –buen amigo de Viollet-le-Duc- aplicando sus teorías.

Encontramos Carcassone muy animado, durante el fin de semana hay un festival medieval y las zonas entre las murallas están plagadas de puestos y artilugios medievales. La gente que asiste al festival, se aloja en tiendas de época y se pasean con sus atuendos medievales. Hay zonas donde se practican juegos y torneos. Venden de todo; navajas artesanales, lanzas, espadones medievales y otro armamento, prendas de cuero, lino y toda la hojalatería propia de la época.

Vamos; que si te pilla la tarde tonta puedes salir de Carcassonne vestido como “Godofredo, Conde de Miramonte” (interpretado por Jean Reno) y su escudero “Delcojón” en la película Los Visitantes… y con una catapulta en el maletero del coche. También vemos algún sarraceno. Para el film Los Visitantes se rodaron varias escenas en zonas muy conocidas de la ciudad. Si planeas visitarla puedes ver la divertida comedia francesa y, de paso, partirte de risa.

La puerta de Narbona, acceso a la calle más comercial de Carcassonne

Entramos a la Cité por la puerta de Narbona, la estrecha calle está plagada de gente y comercios para los turistas, es la tónica general de Carcassonne convertido en una especie de parque temático.

Como la ciudad es grande encontramos  zonas más tranquilas donde disfrutar de un buen paseo.

Recorremos las calles hasta el castillo Condal –fortaleza amurallada dentro de la ciudad amurallada-.

Destaca la Basílica de Saint-Nazaire con grandes vidrieras y gárgolas de formas extrañas.

El recorrido por la ciudad continuó bordeando las murallas, hay 3 kilómetros, rematadas por 52 torres. Muchos tramos del camino de ronda son accesibles, desde ellos hay una buena vista del entorno.

Desde las murallas, los campos cercanos y la ciudad nueva, a los pies de La Cité

Cae la tarde y unos nubarrones amenazan con acabar nuestra excursión por la Cité antes de lo previsto. Caen cuatro gotas, apenas espantan a los juglares que tocan en una de las puertas y a algunos turistas.

Seguimos nuestro recorrido por las murallas, buscamos una de la puertas más cercanas a la ciudad nueva. Los participantes en el festival medieval se disponen a cenar y a preparar las tiendas donde pasarán la noche, acampados entre la doble muralla.

Es imprescindible ver la ciudad desde una cierta distancia, hay una buena vista de todo el conjunto amurallado desde el puente Viejo, que cruza el rio Aude y comunica con el Carcassonne moderno.

Bajando, tenemos algunas de las vistas más bonitas de la ciudadela.

El corto paseo nos lleva hasta el peatonal Puente Viejo. Desde él, vistas de La Cité, encaramada sobre la colina. El agua y los nubarrones dejaron paso al arco iris y a un cielo azul.

Vamos a la ciudad nueva, apenas hay movimiento en sus calles y comprobamos que no tiene mucho que ver. Queremos esperar a que caiga la noche para ver la ciudadela iluminada desde la distancia. Es una de las imágenes más bonitas de Carcassonne.

Llevamos referencias de algún sitio para cenar y acabamos comiendo unos crepes muy modernos en Le Blé Noir, recomendado en TripAdvisor, tuvimos suerte de encontrar la última mesa libre. Veo otro lugar recomendable, el hotel situado a la entrada del puente Viejo tiene una terraza cubierta –a la orilla del rio- con vistas excelentes de La Cité.

Aprovechamos la “hora azul” para hacer el camino de vuelta hasta el coche y disfrutar de la vista nocturna que ofrece Carcassonne. Merece la pena.

Regresamos al hotel, mañana hay que madrugar, no tanto como hoy, para llegar a nuestro próximo destino. Pasaremos el día en Nimes, ya cerca de Maussane les Alpilles. El pueblecito vecino a St. Remy será la base durante los 3 próximos días.