jueves, 28 de marzo de 2013

Jemaa El Fna (Marrakech)

El Corazón de la Medina

Jemma_El_Fna-30

Anochece sobre la Jemaa El Fna (Marrakech)

Nuestro primer destino en Marrakech es la plaza de Jemaa El Fna. Es el mayor atractivo de la ciudad, un mundo donde se mezclan turistas y locales. La plaza es el punto de partida de los recorridos por la Medina; en la parte norte de la Jemaa comienzan los zocos, hacia el sur están algunos de los principales monumentos, como el Palacio Bahía, el Badii y las tumbas Saadies.

Jemma_El_Fna-40

Artesanía en cuero, camino del Riad de la Belle Epoque

Salimos del Riad fijándonos en las callejuelas que cruzamos. Tenemos nuestras dudas de si encontraremos el camino correcto al volver de noche.
Como referencia para orientarnos en nuestras primera salidas por Marrakech tenemos la cercana plaza Larousse. La primera impresión del lugar es curiosa. Una plaza destartalada, llena de coches aparcados cerrándose el paso unos a otros y siempre animada por los taxis y trabajadores que, con su carretilla metálica, o carro y burrito, esperan clientes para efectuar un transporte por las callejuelas de la Medina. Los veremos todos los días matando el tiempo, sentados en el suelo en animadas partidas a la baraja y a las damas.

Jemma_El_Fna-42

La gran mezquita de la Koutoubia. El alminar domina Marrakech

La primera tarde en Marrakech transcurre por la plaza y su entorno. Es fácil llegar por el camino que nos han indicado en el Riad, siguiendo el caótico tráfico hasta la gran mezquita de la Koutoubia; aquí, los jardines de la plaza Foucauld se abren a la Jemaa El Fna.
Parece que llevamos en la frente un anuncio de que somos nuevos en la Medina. Hasta cerca de la plaza, por estas calles, los occidentales llamamos –sin quererlo- la atención. Vamos un poco acojonados y nos aborda algún candidato a realizar labores de “acompañamiento”. Como habíamos leído “todos trabajan en un Riad”. No necesitamos ayuda y con amabilidad nos deshacemos de ellos, sin mayor problema.

Jemma_El_Fna-96

En la Medina se mezcla el comercio turístico y local

Sin detenernos vamos alucinando con las “tiendas” que hay en la Medina. Pequeños espacios, más o menos ordenados, más o menos limpios, más o menos atiborrados de cosas, abiertos a la calle donde venden todo tipo de mercancía –en este caso no turística-. Es el comercio local.

Jemma_El_Fna-98

Comestibles, talleres donde sueldan o trabajan el metal, droguerías, una hilera de tiendas repletas de telas y lonas donde los hombres se afanan cosiendo a máquina, unas cuantas lavanderías. Minúsculos talleres donde reparan las motos y bicis que circulan incansables por la Medina. Gente, mucha gente, las aceras –donde las hay- ocupadas por motos, bicis o las mesas y sillas de la terraza del bar. En su mayoría hombres y solo algunas mujeres, seguidoras de la moda árabe en sus múltiples variantes; solo con velo, con túnica, con la cara tapada, o totalmente vestidas de negro y con guantes del mismo color. Aquí, las mujeres occidentales destacan como te puedes imaginar. No tengo fotos, no me atreví a sacar la cámara.

Jemma_El_Fna-71

Flauta, tambores… y una cobra comienza a desperezarse en el suelo

A medida que nos acercamos a la Plaza el comercio se vuelve más cosmopolita. Tiendas de móviles, alguna de ordenadores, otra de televisiones donde reparan los viejos aparatos de tubo y alguna casa de cambio de moneda.

Jemma_El_Fna-95

La plaza, autentico corazón de Marrakech

Damos un par de vueltas buscando el Hotel Alí. No hemos cambiado moneda en el aeropuerto –cansados del madrugón y con ganas de llegar al hotel-. Desaconsejan cambiar hasta salir de la zona restringida. Al parecer es el lugar más caro y no tuvimos ganas de buscar uno en la zona pública. Leí que el entorno de la plaza era uno de los mejores lugares para hacernos con Dirham. Como no encontramos el hotel preguntamos a los adolescentes que trabajan en el mercado de plantas y nos indicaron hacia donde estaba. Cambiamos euros por dírham (1 € = 10,915 Dr). Con moneda local en el bolso nos vamos a disfrutar del ambiente de la plaza y a la primera toma de contacto con el comercio de Marrakech.

Jemma_El_Fna-76

La Jemaa El Fna está declarada por la Unesco Patrimonio Inmaterial de la humanidad. Miles de personas -locales y turistas- pasean, compran, comen, se refrescan o disfrutan de su ambiente cambiante según la hora del día. Adentrarse en ella y su entorno es un viaje en el tiempo, unas cuantas decenas de años atrás.

Jemma_El_Fna-77

Hervidero de gente. Abajo, algunos de los impensables oficios que nos encontramos

Jemma_El_Fna-73Jemma_El_Fna-74

Encantadores de serpientes.  Adiestradores de monos

Jemma_El_Fna-50Jemma_El_Fna-51

 

Jemma_El_Fna-53

…vendedores ambulantes de higos y coco y piña…

Jemma_El_Fna-44

Jemma_El_Fna-52Jemma_El_Fna-54

Perdemos la cuenta de los oficios -antiguos y modernos- que en ella se ofrecen. Para los turistas: Mujeres tatuadoras de henna, adiestradores de monos, encantadores de serpientes, acróbatas con espectáculo callejero, boxeadores, músicos gnawa entonando melodías repetitivas mientras hacen girar el borlón del gorro.

Jemma_El_Fna-49

Aguadores en la Jemaa El Fna

Aguadores que con los años cambiaron su vestimenta tradicional y el antiguo oficio de vender agua por el colorido traje con que llaman la atención de los turistas para hacerse la foto a cambio de unas monedas. Siguen llevando el agua en un odre de carnero y los vasos de cobre colgados del pecho. Es un oficio en extinción –meramente turístico- como el único dentista que queda. Había 3 hace unos años y este es el hijo de uno de ellos. Lo vemos muy serio sentado con las tenazas y la exposición de dientes y dentaduras en la mesa.

Jemma_El_Fna-15

Cuentacuentos en acción. Siempre hay público siguiendo con interés sus historias

No faltan atracciones para los locales. Reflejan lo que siempre ha sido la plaza, ajenas al turismo y costumbres extranjeras. Las brujas y echadoras de cartas leyendo el futuro –son muy supersticiosos-, sentadas en el suelo medio ocultas bajo una sombrilla. Los cuentacuentos narrando historias antiguas que se trasmiten oralmente, rodeados de marroquíes que siguen con interés la narración. Una tarde contará la mitad de la historia y, al día siguiente, el final.
En otro corro, los hombres se divierten con un grupo de travestidos a la usanza árabe, interpretan música tradicional e incitan a los espectadores a bailar con ello/as. Los siguen con evidente cachondeo.
Juegos de habilidad preparados con botellas de refrescos. La rudimentaria caña de palo con cuerda sirve para tratar de pescar la botella que se quieren llevar.

Jemma_El_Fna-39Zumo y frutos secos… de día y de noche

Jemma_El_Fna-9

La Plaza tiene sus sonidos característicos. Durante el día suena la música de flauta de los encantadores de serpientes, al anochecer comienzan a oírse grupos musicales, interpretan música típica con instrumentos tradicionales. En la zona más oscura, los puntos de luz tenue de gas portátil nos llevan de un grupo a otro.

Jemma_El_Fna-6En el centro los puestos de caracoles, zumos de naranja y frutos secos trabajan desde la mañana.

Jemma_El_Fna-8 

Jemma_El_Fna

Los caracoles, uno de los platos típicos de la Jemaa El Fna

Por la tarde, en un abrir y cerrar de ojos, se montan los puestos de comida.

Jemma_El_Fna-86

En las parrillas se cocina carne y vegetales. La plaza desprende un humillo y un olor característico. Los clientes se sientan alrededor del puesto o en los largos bancos y mesas compartidos.

Jemma_El_Fna-2

Pasear entre ellos significa entablar conversación con los cocineros y personal que los atiende. Con amabilidad y simpatía buscan atraerte a comer en su negocio, los encontramos con buen humor y bromeamos con ellos, sin la pesadez e insistencia de otros lugares. No te escaparas sin que te recuerden cual es el número de su puesto. 
Comida variada, solo hay que buscar la que agrade a nuestro paladar. Los más atrevidos pueden probar la cabeza de cordero, sesos, hígado y otras vísceras….Tranquilo; hay calamares, salchichas y pinchos de carne. 
Son una opción para cenar, en medio de la animación, y a un precio muy barato. Si bien muchos turistas lo hacen, no nos atrevimos a probarlos, pudo más el miedo a padecer “el mal del viajero”, y estos días evitamos beber agua no embotellada, el hielo, las verduras no cocinadas y la fruta sin pelar.

Jemma_El_Fna-90

Jarras de té, bandejas de metal, espejos de hueso…

Recorremos el inicio de los zocos. El inmenso laberinto de callejuelas llenos de tiendas comienza en la parte norte de la plaza. En la primera visita no entramos mucho en él.

Jemma_El_Fna-36 Lámparas, alfombras…, como ellos dicen: “El Corte Inglés bereber”

Las estrechas calles llenas de tiendas y abarrotadas de mercancía resultan un poco mareantes después de un día de viaje, adentrarse en el zoco supone no saber por dónde vas a salir. Tendremos tiempo en los días siguientes.

Jemma_El_Fna-38

Vemos como funciona el tema, hay que tomarlo con paciencia. Los vendedores están sentados en la entrada, algunos tratan de atraer a los turistas y todos, en cuanto te detienes a observar algo, pretenden iniciar esa zalamera y envolvente conversación que los acredita como inmejorables comerciantes.

Solo hay que pedir precio si de verdad estás interesado en entablar una negociación para llevarte el artículo. El precio que nos dan se llega a rebajar a una tercera o cuarta parte del inicial. La clave es el buen humor, la paciencia y… el tiempo. Juegan con ventaja: ellos tienen todo el tiempo del mundo.

Jemma_El_Fna-66

Los zocos, un laberinto atestado de mercancía

Un buen consejo que resume las lecturas anteriores al viaje y lo vivido: “No te cuestiones si te van a engañar. Ofrece la cantidad que te parece puede ser su valor –o te resulte justa-, y disfruta del tiempo que pasas regateando con el vendedor.” 
Así, uno acaba actuando como ellos, haciéndose el ofendido o tomándose a broma el precio que te piden. Dejando caer uno 4 veces menor mientras haces el ademán de marcharte…,  ahí empieza todo.
Si has dado un precio por el que esté dispuesto a iniciar el regateo, te seguirá, incluso por la calle, haciendo su contraoferta. Si no le interesa te dejará marchar.
Luego, hay veces que conviene recapacitar; metido en harina te encuentras discutiendo por unos dírhams, y te acabas preguntado: ¿que hago discutiendo con este hombre por unos céntimos o un par de euros?. Si te gusta el artículo cómpralo, lo más probable es que no puedas volver a encontrar el puesto en la maraña de callejuelas que forman los zocos.

Jemma_El_Fna-22
Cae la tarde y buscamos donde cenar algo y sentarnos a disfrutar de un lugar tan sorprendente y distinto. La plaza está rodeada de cafés y restaurantes donde se mezclan turistas y locales. Hay buenas terrazas, para seguir el espectáculo callejero, y unos cuantos tienen pisos superiores para cenar con una vista inmejorable.

Jemma_El_Fna-3

El Café de France y El Glacier. ¡¡ Que buenos ratos pasamos en las terrazas !!

Jemma_El_Fna-101

Algunos son locales famosos y recomendados en todas las guías, imprescindibles donde pasar un buen rato, o descansar en un lugar con vistas, como el Café de France o la terraza del Glacier.

Jemma_El_Fna-69El Argana, todavía en los cimientos

Buscamos el Café Argana –no sabemos si está abierto- y vemos los cimientos semiocultos por unas lonas. Situado en la zona central, era uno de los más famosos; un atentado con bomba lo hizo volar en Abril del 2011. Queda obra para rato.

Jemma_El_Fna-23El Chegrouni, desde el piso superior excelentes vistas de la plaza

 Jemma_El_Fna-28Se domina la plaza. Enfrente, el alminar de la Koutoubia

Nos vamos al Chez Chegrouni, en un lateral, cerca de uno de los accesos a los zocos, una zona muy animada. Hay sitio en la terraza, pero decidimos subir a la segunda planta para sentarnos tranquilamente a cenar y disfrutar desde la altura el atardecer y la puesta de sol con la vista sobre la Jemaa El Fna.

Jemma_El_Fna-18

Jemaa El Fna, la puesta de sol hace más espectacular el ambiente de la plaza

Jemma_El_Fna-20…Seguimos tirando fotos; he perdido la cuenta de las que hicimos…

Estamos prácticamente solos, es pronto para cenar, y elegimos mesa al lado de los grandes ventanales abiertos. Corre un airecillo fresco, veremos que es muy común al atardecer, que nos hace buscar el lugar más resguardado. Aunque nos ofrecen cerrar, preferimos la vista directa y sentir el ambiente que sube de la Jemaa.

Jemma_El_Fna-25

Aprovechamos para hacer unas buenas fotos del atardecer y ver como acude la gente a la plaza a medida que cae la noche.

Jemma_El_Fna-10La Medina, desde la terraza del Chegrouni

Enfrente tenemos el magnífico alminar de la Koutoubia. Hacia la derecha una vista de la Medina, hasta las afueras de Marrakech. Sobre las casas bajas destacan las torres de las mezquitas. Tejados del caserío un poco destartalados, sembrados por un bosque de parabólicas que nos recuerda, aunque no lo parezca, que estamos en el siglo XXI.

Jemma_El_Fna-16Jemma_El_Fna-17
Primera toma de contacto con la gastronomía marroquí, cenamos a base de cuscús de ternera y tajín de carne servido en los típicos recipientes de barro. La cantidad es excesiva y resulta imposible terminarlo. Nos gusta más el tajin, el cuscús se nota muy especiado y la sémola resulta más pesada.

Llamada a la oración desde las mezquitas al atardecer en la Jemaa El Fna

La Jemaa El Fna es un mundo de olores, sabores y sonidos solo interrumpido por la llamada a la oración desde las mezquitas. Cuatro rodean la plaza, la llamada comienza en un alminar y va saltando de a otro, perdiéndose en las mezquitas más lejanas de la ciudad.

Enfrente a pocos metros de la terraza hay una mezquita. Comienza la llamada a la oración, va saltando de alminar en alminar. Con los altavoces cerca la oímos a todo volumen. En las mezquitas más importantes, como la Koutoubia, la hace el almuédano; en el resto una grabación.

El local se va llenando y cogiendo ambiente. Pasamos un buen rato tirando fotos y observando el movimiento de la plaza.
Jemma_El_Fna-89

Anochece sobre la Jemaa El Fna, apenas iluminada por las luces de las tiendas que la circundan y los puestos de comida. En la penumbra luces de gas señalan la ubicación de las tatuadoras de henna, adivinas, puestos de aceite de argán, tallas de madera y otros productos de artesanía marroquí.

Jemma_El_Fna-33
La plaza se llena con el sonido de la música tradicional que interpretan en varios corros. Día y noche palpita el corazón de Marrakech.

El sonido de la plaza

La recorreremos todos los días, a distintas horas, para comer, cenar, tomar un refresco al mediodía o un té con menta en alguna de sus terrazas. Siempre atentos al espectáculo que brinda según la hora. Recorrerla y sentirla, una experiencia que justifica el viaje.

Jemma_El_Fna-37

No hay comentarios:

Publicar un comentario