Colinas del Campo de Martín Moro Toledano (León)

Entre la Omaña y el Bierzo

Al otro lado del rio Boeza, se extiende  el caserío de Colinas del Campo

El domingo -21 de Abril- se presenta un día primaveral; por fin. Es la ocasión esperada para acercarnos en moto a uno de los pueblos de España con el nombre administrativo más largo. El interés por Colinas del Campo de Martín Moro Toledano se completa con la declaración de Conjunto Histórico, que desde el año 1994,  acredita el atractivo del pueblo.

El nombre de la localidad, tal vez mezcla de historia y leyenda, hace referencia a la batalla del cercano Campo de Santiago. Una gran pradera situada por encima del pueblo, a 1.499 m de altura, rodeada de montañas con cumbres que alcanzan los 2.000 m.

En el Campo de Santiago se libró una gran batalla en el año 981 entre las tropas de Ramiro II –rey de León- y las de Almanzor.

Resultaron vencedoras las tropas del rey leonés sobre las musulmanas, comandadas por el capitán de origen toledano Martín Moro.

Colinas del Campo. Camino de entrada

Situado a unos 82 km de León, en el valle del rio Boeza y en una zona montañosa donde destaca el pico más alto de la Comarca del Bierzo: El Catoute -2.111 m-. A Colinas del Campo llegan muchos excursionistas con la intención de subir a esta cima. El pueblo está situado a unos 1.000 m. de altura.

Arco de la Ermita en Colinas del Campo

Sobre las 11 de la mañana comienza la ruta motera. Me acompaña Miguel en su Hyosung. La ruta transcurre por carreteras en muy buen estado, con las excepciones de la bajada a Tremor de Abajo y el tramo que hacemos por la antigua N-VI, ancha y abandonada, entre Torre del Bierzo y Astorga. Evitamos la A6, tediosa para circular con una custom. Para disfrutar de la moto destaca el tramo entre Rioseco de Tapia y Colinas del Campo, una sucesión de curvas con buen asfalto –excepto la llegada a Tremor ya mencionada- y escaso tráfico.

Iniciamos el recorrido por la carretera de La Magdalena, llegando al pinar de Camposagrado nos desviamos por la LE-460 para bajar hacia Rioseco de Tapia. Por el valle de Ordás nos encontramos con el rio Luna y, a la altura de la Garandilla, cruzamos el Omaña.

El primer café será en Tremor de Abajo. Entramos en una zona de pueblos mineros que no son ni la sombra de lo que fueron, como nos comentan sus habitantes. El fin de la minería, y lo que vino detrás, los dejó al borde del abismo. Apenas hay gente por la calle, en su mayoría jubilados, en el bar apenas cuatro jóvenes toman posiciones delante de la TV para ver la carrera de F1.

Seguimos nuestra ruta hasta llegar a Igüeña, la atravesamos buscando la carretera que nos lleva a Colinas del Campo. Es un tramo de unos 6 Km., en leve ascensión, y la carretera, aunque estrecha, está muy bien asfaltada.

Llegamos a la entrada del pueblo, se ensancha la carretera formando un parking y las señales de dirección prohibida advierten del tráfico restringido a residentes.

Dejamos aquí las motos y nos disponemos a dar un buen paseo por Colinas del Campo de Martín Moro Toledado. Un gran cartel de la Diputación recoge la denominación completa de la localidad al inicio de la misma.

Vemos los primeros edificios y como el pueblo está –en su mayoría- perfectamente restaurado. Los nuevos –y típicos- tejados de pizarra brillan a la luz del sol. El acceso empedrado nos lleva hacia el arco de piedra de la Ermita del Santo Cristo.

Encontramos algunas casas con corredor de madera, característico de las edificaciones de esta zona.

A nuestra izquierda las casas descienden hasta el rio, hay mucha agua y el Boeza baja bravo por el pueblo. Desde el camino de acceso, situado a un nivel más alto, hay una buena vista del núcleo principal de casas del pueblo. En su mayoría piedra y pizarra.

Cruzamos el puente de piedra y callejeamos por las singulares calles de Colinas del Campo.

Los pocos vecinos que encontramos andan a sus quehaceres habituales, por las desiertas calles nos acompaña el ruido del agua.

Hay un par de abrevaderos construidos en piedra.

3 casas rurales, señal del atractivo del pueblo para los amantes del senderismo y la tranquilidad.

En la plazuela un antiguo casa de piedra, con las tejas de pizarra cubiertas de verdín. Uno de los pocos edificios que deja intuir el aspecto que tendría la localidad hace unos años.

Bajamos hacia el río para, cruzando el puente, desandar el camino hasta el aparcamiento. La carretera acaba aquí y emprendemos la vuelta por donde hemos venido.

Iglesia de Santa Dorotea en Colinas del Campo

Curioso el reloj que remata la casa

El agua invade las calles en su bajada hacia el rio Boeza

La bajada hacia Igüeña, por buena carretera y sin tráfico, es un paseo que no tiene precio. Aprovechamos la sportcam para llevarnos el recuerdo.

Bajando en moto desde Colinas del Campo hacia Igüeña

 

Hace calor y hacemos un alto en Igüeña, el pueblo está muy muerto, como nos confirman en el bar. Miguel tiene que repostar y por la zona no andan sobrados de gasolineras. La más cercana está en Bembibre, a poco más de 20 Km.

Con el depósito lleno vamos buscando la antigua N VI. Vamos hacia Torre del Bierzo y seguiremos hacia Astorga, evitando el aburrimiento de la autovía. Las grietas del asfalto acusan el abandono al que está sometida la antigua N VI. No obstante se circula bien y el tráfico es prácticamente inexistente. A ritmo de paseo llegamos hasta Pradorrey, hacemos la última parada en una parrilla situada al borde de la carretera. Comemos, descansamos un buen rato en la terraza y emprendemos la ruta para realizar el último tramo hasta León. Estamos a 10 km de Astorga.

Cruzamos Astorga y por la N-120 enfilamos hacia León. Este último tramo, recto y por una carretera con mucho tráfico, no tiene ningún atractivo. Nos da pereza buscar rutas más solitarias por la zona de Carrizo y terminamos el recorrido por la vía más fácil.

Colinas del Campo de Martín Moro Toledano tiene atractivo de sobra como destino de una ruta motera por la provincia. El pueblo, el paisaje y las carreteras así lo aconsejan.

Mapa de la ruta León – Colinas del Campo de Martín Conde Toledano