sábado, 30 de agosto de 2014

10 Motivos para viajar a Cerdeña (Italia)

…y 20 imágenes para convencerte

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1.- Castelsardo

Pueblo con encanto en la costa norte de Cerdeña –el más bonito sin duda-. Un racimo de casas con fachadas de vivos colores se desliza por la falda del promontorio dominado por el Castillo de los Doria.

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Desde los riscos del Castillo vistas magnificas de la costa y la marina. Desde la marina paisaje de postal con las casas trepando por la ladera del Castillo.

Castelsardo tiene un famoso atardecer. Visto desde la costa las casas de colores resplandecen bajo los últimos rayos del sol que se hunde en el Mediterráneo.  Una de las imágenes inolvidables del viaje.

 

2.- La Pelosa

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Al noroeste de la isla, en el extremo de la península de Stintino, una de las playas que todos vamos buscando.  Arena blanca y muy fina; un mar turquesa a reventar.

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Protegida por las islas de  La Piana y La Asinara, aguas cristalinas poco profundas, donde avanzas  metros y metros y cubre por la cintura. Garantía de horas de relax a remojo,

Increíble paisaje, rematado por el norte con la torre aragonesa del siglo XV –La Pelosa- que le da nombre a una de las playas más famosas de Cerdeña.

 

3.- Alghero

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En la Costa del Coral- noroeste de Cerdeña- la antigua ciudad de Alghero conserva reminiscencias de un pasado ligado a la Corona Aragonesa. Ciudad fue repoblada por catalanes. Aquí se habla el alguerés, variante del catalán y en este dialecto están rotuladas sus calles.

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Magnífico casco antiguo, entramado de calles protegido por la muralla medieval que recuerda –mucho- a ciudades españolas.  El lugar con más ambiente que encontramos en nuestro viaje.

 

4.- Playa Rena Majore

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Podía ser otra, pero elegimos esta como ejemplo de las playas situadas en la zona noreste de la isla, muy cerca de Santa Teresa de Gallura. Llegamos una mañana de domingo, en nuestro “traslado” de Castelsardo a Arzachena.

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La vemos desde arriba, sopla el viento y la espuma blanca del agua contrasta con el verde-azul del mar. Enorme arenal blanco con aguas turquesas, entorno natural donde nos dimos uno de los mejores chapuzones, con las olas batiendo con fuerza. Y, una vez más, rodeados de un paisaje que invita a quedarse.

 

5.- Navegar por el Archipiélago de La Maddalena

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Entre los lugares con encanto que hay en Cerdeña, el archipiélago de La Maddalena se lleva la palma. La mayor parte de la islas están deshabitadas, naturaleza en estado puro para recorrer en un velero. En sus islas las mejores playas, algunas solitarias, solo accesibles en barco y zonas donde bucear y ver, casi al alcance de la mano, un motón de peces.

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Calas como la de la imagen. En la isla de Spargi, Cala Connari -o dell´Amore-, pues a ella vienen a aparearse un tipo de peces que abundan por estas aguas. Arena blanca y acantilados rojizos, aguas transparentes poco profundas, ideales para el baño. La espalda de la playa cerrada por verde y frondosa vegetación.

Alguna única, tanto que esta prohibido adentrarse en ella o bañarse en sus aguas transparentes. En la isla de Budelli la Playa Rosa, donde la luz de sol hace que veamos la arena de color rosado. El efecto se debe a los minúsculos fragmentos de coral, arena granítica y conchas de moluscos que las mareas han depositado durante años y años.

“A puñaos” comenzaron los turistas –tan amigos de los recuerdos- a llevarse la arena de Playa Rosa. Tantos y tanta que amenazaba con un deterioro irrecuperable. En la actualidad se mantiene protegida por una línea de boyas, cerrada a barcos y viajeros. Terminantemente prohibido rebasarla o pisar su arenal bajo amenaza de una multa ejemplar.

 

6.- Practicar Snorkel en la isla

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Bien en La Maddalena o en alguna de las muchas playas apropiadas, por la transparencia de sus aguas. Hay que meter la cabeza, sorprende la cantidad de peces que vemos, alguno muy cerca de la orilla y que parecen no asustarse con nuestra presencia.

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La claridad y calidad de sus aguas invita a ello. (No hay fotos, la Canon tiene alergia al agua, no es sumergible)

 

7.- Las playas y calas de la Costa Esmeralda

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Nadie duda de que el Aga Khan tenía buen gusto. Descubrió esta costa cuando solo era frecuentada por pastores y ovejas. Utilizó la chequera y surgieron puertos y pueblos de la nada, por suerte respetando el  entorno – no encontramos nada parecido a Benidorm o Torremolinos-. En la Costa Esmeralda se concentra el glamour de Cerdeña.

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Playa Capriccioli, Romanzino, la Spiagia Bianca (en la foto) y muchas más en muy pocos kilómetros. Las vacaciones se alargarían si tuviéramos que disfrutar de todas. Si por algo tiene fama la zona es por estas playas, más caribeñas que mediterráneas. Piscinas naturales que invitan al relax.

 

8.- Los pueblos y puertos de la Costa Esmeralda.

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Algunos con cierto encanto y arquitectura mediterránea muy cuidada. Porto Cervo es la meca del lujo en Cerdeña.  Otros, más discretos, tienen cierto atractivo, como Baja Sardinia. Algunos,  impersonales como Porto Rotondo, al que no acabé de encontrarle la gracia…  En algún recoveco de esta revirada costa, pequeños puertos surgidos al abrigo natural que ofrecen, llenos de yates y construcciones al mismo nivel, como Poltu Quatu.

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Pequeños y antiguos pueblos de pescadores (los menos), hoy orientados al turismo. Localidades modernas edificadas desde la nada (los más). Puertos deportivos donde te preguntas de donde coño salen tantos millonarios como los que se necesitan para  mantener todos los yates que tienes a la vista.

¿Tal vez ha comenzado la próxima invasión musulmana de occidente? La avanzadilla viene en yate acompañada por los Ferraris, Rolls, Jaguar, Maseratti, Porsche, Bugatti… que aparcan al pie.

 

9.- El abrupto paisaje de la isla

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No dejó de sorprendernos. A pesar de lo que habíamos leído antes del viaje, ni por asomo imaginamos una Cerdeña tan “rugosa”. Recorrimos el tercio norte y tanto en la costa como en el interior la carretera es un continuo sube y baja. Montes, montañas y acantilados se suceden sin final.

Nuestro viaje transcurrió por el atractivo paisaje –verde y roca- recorrido a ritmo lento. No tuvimos prisa por llegar a ningún sitio ni las carreteras invitaban a grandes velocidades.

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Hasta en el hotel había montañas. Esta era una de las vistas del entorno en nuestro alojamiento en Arzachena, rodeado de un bonito y tranquilo valle.

 

10.- Los helados y el café

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Este último argumento sirve casi para cualquier lugar de Italia. Son finos como nadie en el tema del Gelatto. Cremosos, de mil sabores, saben como en ningún sitio. La variedad de heladerías que encontramos en cualquier localidad hacia el resto.

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Los italianos tienen un punto con el café, como sucede con los portugueses. Aprecian esta bebida y es fácil tomar buen café. Así que el cremoso Capucchino para desayunar, un fuerte espresso  en la comida y el más ligero macchiato para después de cenar se incorporaron a nuestra dieta.

 

… dos lugares que puedes obviar en tu viaje

Porto Torres.- Su importancia radica en el importante puerto comercial. Lugar de llegada y partida de viajeros y mercancías. Atractivo, lo que se dice atractivo, entre nada y menos.

Sassari.- Una de las mayores ciudades, creo que la tercera tras Cagliari y Alghero. Nos desplazamos una tarde a conocerla, principalmente su centro histórico. Largas calles de antiguo trazado, estrechas y deterioradas. El único encanto: los caserones señoriales en la vía principal y la catedral. Demasiado poco para la ración de curvas que nos metimos en el viaje.

 

… y una advertencia

Salvo que seas aficionado a profundas soledades de ermitaño, jugarte el tipo en bicicleta por estrechas carreteras sin arcén, trepar montes y riscos por lugares inhóspitos o ir a la playa cuando no va nadie (por el clima); Cerdeña es para recorrerla con buen tiempo.

El mayor encanto es disfrutar de sus playas vírgenes y pasar horas bañándote en cálidas aguas de colores increíbles, con fondos de cristal. Matar el tiempo disfrutando de los matices -entre verdes y azules- que provoca la luz del sol en el mar. El ambientillo turístico de los pueblos que conocimos completaba la estancia. Todo esto se encuentra en época veraniega. El atractivo de la isla desde un punto de vista monumental o cultural es muy limitado.

Así, que no te cuenten milongas, viajar a Cerdeña entre octubre y abril (p. ej.) es abonarse a una frase para resumir las vacaciones: “Esto, en verano, tiene que ser precioso”. Y de verdad lo es.

1 comentario:

  1. Fantásticos motivos para escaparse a Cerdeña. Nos vendrá de fábula ya que tenemos planeado una escapada en verano a esta isla.
    Me lo apunto.
    Saludos.

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