Grasse (Francia)

La Ciudad del perfume

Palacio de Congresos, en el Boulevard Fragonard

Sobre una colina, a 750 m. de altura, está situada la villa de Grasse. Su nombre está ligado, desde hace 3 siglos, a la industria del perfume. Se dice que en el mundo hay 200 perfumistas, 40 de ellos residen en Grasse.

Las aproximadamente 30 fábricas de perfume siguen siendo la principal industria, 3 de ellas –históricas- son visitables: Molinard, Gallimard y Fragonard.

En sus inicios la industria del perfume surge relacionada con la del cuero. En la Edad Media las curtidurías de Grasse adquieren una gran reputación, pues producen con alta calidad. El cuero tiene un gran inconveniente: huele mal; lo que desagrada a la nobleza que utiliza guantes de este material. Galimard tuvo la ocurrencia de fabricar guantes perfumados, ofreciéndoselos a Catalina de Medicis. Fueron de su agrado y así se difundieron en los ambientes de la alta sociedad.

Grasse, fachada decorada

En Grasse nació el pintor Fragonard, murió Édith Piaf y vivió Jean-Baptiste Grenouille personaje de ficción protagonista de novela El Perfume.

Grasse, casco antiguo

Será la última ciudad que recorremos antes de emprender el regreso de nuestras vacaciones del verano de 2015 por La Provenza. Está situada a 20 Km de Tourrettes Sur Loup, nuestra base de operaciones durante los últimos días, y no queremos irnos sin conocer la famosa ciudad del perfume.

La ciudad tiene un interesante y abigarrado centro antiguo. Un laberinto de estrechas callejuelas  empedradas y escaleras que suben y bajan. Por el camino bonitas y cuidadas plazoletas y casonas color ocre.

En lo alto de la colina la catedral de Notre Dame de Puy

En la zona moderna recorremos el paseo de la Route Napoleón, bonita avenida bordeada de palmeras, es la zona comercial de la ciudad.

Fragonard (Grasse)

No se puede visitar Grasse sin recorrer alguno de los museos y tiendas que las históricas marcas de perfume mantienen como visitables. No decantamos por Fragronard.

Interesante visita. En ella se puede recorrer un museo plagado de antiguos artilugios utilizados para fabricar los perfumes. Una muy buena colección de objetos y maletines de viaje -utilizados por la nobleza- para llevar sus artículos de aseo personal en sus viajes.

Y la tienda, donde experimentar y olfatear mil y una fragancias, hasta “emborrachar” el olfato. El mejor lugar para llevarnos envasados alguno de los olores que más nos gustan.